Diversos estudios recientes analizan cómo juegos de cartas centrados en la gramática (p. ej. tiempos verbales, partes de la oración) benefician el aprendizaje del inglés como L2 en niños. Se reporta que estos juegos motivan la práctica repetida de estructuras gramaticales en un contexto lúdico. Por ejemplo, un estudio con escolares de 10 años encontró que un juego de cartas llamado “Ive-Snap” para verbos irregulares en pasado mejoró significativamente el uso correcto de dichos verbos en oraciones. Del mismo modo, Moquerio et al. (2025) compararon clases tradicionales versus clases con juegos interactivos de construcción de oraciones en alumnos de 12-13 años y hallaron que el grupo con juegos mostró una mejora significativamente mayor en gramática, claridad de las oraciones y calidad de la escritura. Estos resultados respaldan que la mecánica de formar oraciones con cartas estimula la internalización de reglas gramaticales de forma activa y entretenida.
Mejora en vocabulario y gramática
Además de la gramática, los juegos de cartas han probado ser eficaces para enriquecer el vocabulario en aulas ESL. Por ejemplo, un estudio en Malasia con estudiantes de primaria A1 (27 niños de ~8 años) mostró que más del 90% de los alumnos mejoraron su dominio del vocabulario inglés tras usar juegos de cartas en clase, concluyendo que este método es eficaz como herramienta pedagógica. Otra investigación en Indonesia con niños de 7 años encontró un aumento significativo en las puntuaciones de vocabulario después de introducir un juego de cartas durante dos ciclos de clase (mejoría marcada entre pre-test y post-test). En Malasia, el juego de cartas “GOT IT!” (parejas palabra-imagen) demostró elevar drásticamente la retención de vocabulario: la media de aciertos pasó de 7.16 a 15.8 puntos tras jugar (incremento de 8.72 puntos, p<0.05). Los autores concluyen que “GOT IT!” es muy útil para incrementar la retención de vocabulario temático más allá de la instrucción tradicional. De manera similar, Ismail et al. (2022) reportaron que estudiantes universitarios aprendieron vocabulario y estructuras gramaticales de forma más natural con el juego de cartas “Jester”, aprendiendo adjetivos nuevos y formando frases completas sin percibirlo como una lección clásica. En conjunto, estas evidencias sugieren que los juegos de cartas refuerzan la memorización de palabras nuevas y su uso en oraciones mediante práctica repetida y un entorno libre de ansiedad.
Expresión oral, comprensión y fluidez
Los juegos de oraciones también parecen favorecer las habilidades comunicativas. Al formar oraciones afirmativas, negativas o interrogativas con tarjetas, los alumnos ejercitan simultáneamente vocabulario, sintaxis y entonación. Por ejemplo, los autores de Jester destacan que el aprendizaje ocurre “en un entorno natural mientras se divierten”, integrando aprendizaje colaborativo e independiente, de modo que los estudiantes usan las habilidades adquiridas al hablar y escribir en inglés. En el estudio de Moquerio (2025), el grupo de juego exhibió mayor claridad en la redacción de oraciones, lo que implica una mayor fluidez escrita. Aunque los datos directos sobre producción oral son escasos en estos estudios específicos, el carácter interactivo del juego (reclamar turnos, responder preguntas, formar oraciones en voz alta) apunta a que mejora la práctica comunicativa y reduce la inhibición al hablar. Cabe notar que algunos trabajos citan la necesidad de más investigación sobre efectos en habla y escritura, pero la tendencia es positiva: los estudiantes muestran mayor participación oral y mejor comprensión cuando aprenden mediante juegos que con métodos tradicionales.
Mecanismos cognitivos implicados
Desde el punto de vista cognitivo, los juegos de cartas requieren memoria de trabajo para retener palabras y reglas gramaticales mientras se construyen las oraciones. También involucran funciones ejecutivas: atención sostenida a las instrucciones del juego, control inhibitorio al respetar turnos, y flexibilidad cognitiva para adaptarse a diferentes estructuras. Esto coincide con hallazgos de Moya-Higueras et al. (2023), quienes realizaron un ensayo aleatorio con niños de 7-12 años y vieron mejoras significativas en funciones ejecutivas tras jugar juegos de mesa o cartas: mejoraron la flexibilidad mental, la inhibición de respuestas dominantes y, en menor medida, la memoria de trabajo. Es decir, independientemente del contenido del juego, la actividad lúdica estimuló mecanismos cerebrales básicos que también benefician el aprendizaje del lenguaje (por ejemplo, facilitando la administración simultánea de vocabulario y sintaxis). Además, el aspecto motivacional de los juegos activa redes de recompensa que pueden fortalecer la consolidación de nuevas palabras y estructuras gramaticales. En síntesis, la evidencia sugiere que la experiencia de juego apoya áreas cerebrales lingüísticas (por la práctica de frases) y mejora funciones cognitivas generales, aunque aún se requiere investigación neurocientífica directa específica en contextos de aprendizaje ESL.
Conclusiones
La literatura reciente apoya ampliamente el uso de juegos de cartas centrados en la gramática para mejorar las competencias lingüísticas de niños aprendiendo inglés. Resumen de hallazgos clave:
- Los aprendizajes gramaticales mejoran significativamente: experimentos controlados muestran que juegos de construcción de oraciones superan la enseñanza tradicional en el dominio de estructuras y en la precisión gramatical.
- El vocabulario se expande: múltiples estudios reportan aumentos notables en el conocimiento y retención de palabras tras actividades basadas en cartas.
- Aumenta la motivación y participación: los alumnos disfrutan más y aprenden inadvertidamente mientras juegan.
- Se favorece la fluidez comunicativa: aunque menos cuantificado en la literatura, hay indicios de mayor interacción oral y claridad escrita al practicar estructuras en un entorno lúdico.
- Se estimulan procesos cognitivos relevantes: el juego fortalece la memoria de trabajo y funciones ejecutivas, apoyando indirectamente el aprendizaje del idioma.
Referencias: Se consultaron artículos indexados recientes (últimos 5–10 años) en bases como Scopus, Web of Science y ERIC. Entre ellos: Chakraverty et al. (2024); Moquerio et al. (2025); Cheok & Abdulkhaleq (2024); Armelia et al. (2024); Lim et al. (2017); Ismail et al. (2022); Ramly et al. (2025); Moya-Higueras et al. (2023), entre otros. Cada estudio se analizó críticamente en cuanto a metodología, tamaño muestral y resultados para sustentar estas conclusiones.